Tuesday, December 19, 2006
Filtro de mis poemas viejos
Se busca Mesías
Desamparado devoto,
con cruz en mano,
busca Mesías urgentemente.
Con conocimientos avanzados
de alquimia, milagros
y una maestría en negocios.
Preferiblemente blanco
de pelo lacio y castaño,
con ojos claros…
mucho mejor.
El Panadero
Cuando seguro se siente
de que nadie lo observa,
se sienta el panadero
tranquilamente a beber...
¡una copa de añiz,
un licorcito de arroz!
Y cuando el fondo toca,
que ni una gotita queda,
se pone el panadero
a hacer galletitas
de avena con miel
para el jumo de mañana.
Vengo de aquí,
Que no es lo mismo que allá.
De esta isla,
pero del pedazo de aquí,
y no del de allá.
Voy, y vuelvo
en un solo día:
mejor aquí
que es menos sombrío que allá.
Aquí, mucho más claro que allá.
Soy de aquí,
tierra ambigua y come mierda:
mejor aquí que allá,
que tiro la piedra
y escondo la mano.
Mejor aquí que allá,
mejor la pobreza de aquí,
que oculta entre las grietas del rico,
se ve menos pobre que allá…
sin duda alguna,
mejor aquí que allá.
Fragmentos de un corazón roto
Toma,
una escoba y un zafacón.
Asegura barrer,
este maldito corazón.
Tambalear
Me tambaleo lentamente
en una espiral de melancolía,
y en el fondo,
la depresión.
Alcoholismo
Mamá sabía,
papá sabía,
según mamá
yo debía saber.
El alcohol mata,
pero tú también.
¿Por qué bebes?
- preguntas tú,
por ti mensa,
bebo por ti.
Sentido de Humor
¡Ja! El idiota de tu novio,
apenas escribe un verso.
¡Ja! Ni con Neruda en la cabeza,
me podría igualar.
¡Ja! Ese imbécil
jamás te hará sonreír como yo.
¡Ja! Difícilmente supere,
todas mis caricias y detalles.
¡Ja! Que buen sentido del humor
ha de tener Dios,
¡Jaja! Yo sin ti y tú con él.
Un adiós sin lágrimas
Cariño me voy,
- ¡último llamado!-
de ida y sin vuelta.
Recuerda,
mucho aviso te di.
Me voy,
y no te atrevas
a llorar.
Folklore
¡Que lindo mi folklore!
Semáforos daltónicos,
y una borona para el mono.
Bachata en el Dario
y diablos cojuelos
en el palacio.
Folklore (versión alternativa)
¡Que lindo mi folklore!
Semáforos daltónicos,
y una borona para el mono.
Diez pitís en la camiona,
mil jevitos en la Lincoln.
¡Que lindo es mi folklore!
Un hiato del metro,
y una escuela sin techo.
Que linda la bandera,
roja, blanca, y morada.
¡Que lindo mi folklore!
Bachata en el Dario
y diablos cojuelos
en el palacio.
Rascacielos de Ilusiones
Creo que ya esta bueno
de construir rascacielos de ilusiones.
Bastante grandecito para creer
en finales felices y por siempre feliz.
Un poco harto de esperar que vuelvas…
Pero por si acaso,
te espero en el apartamento 7E.
La Guitarra
Cada nota de las cuerdas
me recuerda a ti.
Cada resonancia harmónica
me susurra tu nombre.
Y eso,
que ni se tocar.
Sin importancia
Blablabla
Aquí y allá.
Blablabla
Recuerdos de ti
Blablabla
Por mi cabeza.
Blablabla
En serio que si.
No todo es culpa tuya
Si me atrevo a meter
el cuchillo
en el enchufe,
asegúrate venir
a mi velorio.
Bésame en la frente
y déjame una foto tuya
en el bolsillo izquierdo
del saco.
Y ten por seguro
que me mato
el corrientazo
y no tu amor.
Indeleble
Cuando la distancia agobia,
y la soledad toca puerta,
la Conformidad es bienvenida
con brazos abiertos.
Y sus maletas,
llenas de espejitos de amor,
e ilusiones de felicidad,
con gusto desempacas.
Mas nuestro tiempo vendrá,
y cuando llegue yo,
empapado por las tempestades,
sediento de ti,
para fuera se irá la maldita,
porque consciente está,
que ni ella puede
con este amor tenaz.
Sous (Debajo)
Yo quiero esconderme
debajo del escritorio contigo.
Escuchar tus quejas,
de mosquitos en mi cuarto
y mi mano en tu seno,
que no te dejan ver la película.
-¿Qué estamos viendo? –
No me importa
y para serte más franco
sólo te quiero amar,
una y otra vez.
Literalmente
No te confundas mujer.
No le busques doble sentido,
ni cosas por el estilo,
léelo tal y como es.
No te confundas mi amor,
esto que te escribo
no es poesía en prosa.
No te confundas mi amor,
que te extraño a morir.
Súplica de un poeta masoquista
Niña regresa, que seré partícipe
de todas tus tendencias violentas.
Jálame el pelo y aprieta mis brazos.
Si quieres, muérdeme los labios
y hazme sangrar.
“Es el viento…”
Cuidado, que si te sigo soplando,
de esa cuerda floja, haz de caer.
Y créeme cariño, que seguiré insistiendo,
hasta que caigas de nuevo.
Promesa de un soldado
Yo te prometí
Seguir tirando y halando
de ti.
Que antes de resignarme,
mi vida entera daría,
luchando por ti.
Porque como ya debes saber,
esto apenas comienza,
créeme que sí.
Y como suena mejor en inglés,
“The last thing you lose,
is hope.”
Contigo en la cabeza
Que me tenga pavor la realidad,
que vengo con un ritmo jocoso,
el lapicero en la boca,
el cuaderno en la mano
y tu rostro en mi mente.
¡Y ay de ella si se atreve a joder!
Que le muerdo la oreja,
y le parto la boca.
El uno para el otro
¡Hey! Sí, usted.
La que lee mis poemas.
¿Sabéis? Son todos para usted.
Y perdóneme por insistir,
pero es que ese novio suyo,
no va muy bien con usted.
En cambio, si usted me piensa,
como la pienso yo a usted,
cósame el corazón al suyo,
que somos,
el uno para el otro.
Aun más
Tú, que aseguras
conocerme íntimamente,
proclamada catedrática de mis ideas,
y domadora de mis personalidades,
haz de saber harto,
mis sentimientos por ti
en cada pensamiento trastornado
y poema idílico.
Y si como dices,
escribir
es una gran parte de mi,
pues tú
a quien he dedicado
decenas de poemas,
haz de ser,
aun más parte de mi.
Lee este mañana
Un poema para mañana,
por si este moribundo corazón,
no ha de despertar.
Un poema para mañana,
por si la distancia,
ha de usurpar
tus recuerdos de mí.
Un poema para mañana,
por si los que te escribí ayer,
o los que te escribí hoy,
no han dejado perfectamente claro,
la intensión de mi ser.
¡Un poema para mañana!
Para que sepas,
cuanto te adoro.
Llanto de un automóvil
Vuelve, pero no lo hagas por mí.
Mas bien por mi carrito blanco,
que te extraña a morir.
Vuelve, que me ha dicho
que extraña
tus pies sobre su tablero,
y tu calor en su asiento de atrás.
Vuelve por favor,
que el muy necio insiste,
en que volvamos a empañar,
sus vidrios de nuevo.
Candor tropical
Ella, razón enigmática
para vivir,
que colma mis venas
con miel de abeja,
es criatura de playa y sol.
Hija de Quisqueya,
primogénita del Caribe,
en realidad no sé,
si es feliz con el otro,
ni sé si podría serlo conmigo.
En cambio, sí sé,
que cuando juega
al topado con las olas
de su tierra patria,
es feliz.
Un sueño de verano
Soñé que venias,
como primavera anhelada.
Con brisas de abril,
con ramos florecidos.
Mas al despertar recordé
que en este jodido país,
siempre es verano.
Historias de amor
Ponle fin a mi delirio,
y acorta los años sin ti,
que no quiero ser
tu Florentino Ariza.
Arrulla mi tristeza
y ponle fin
a este hiato de infierno,
que tampoco quiero que seas,
mi Beatriz.
Lame las yagas,
de este amor
enternecido y doliente,
que quisiera ser…
tu Alberto José.
Lágrimas de un sueño
Camila, dulzura de niña,
tesoro más preciado
de un futuro incierto.
Deja que me ponga las gafas,
que no veo bien,
si vas o vienes.
¡Ay Camila! No me mires
con esos ojos tan tristes,
que todo depende
de tu querida madre.
Un llamado a tu conciencia
¿Hasta cuando seguirás,
viendo como muero
entre mis súplicas?
Dime, porque yo,
quien te escribe esto,
se rinde.
No quiero más convulsiones
de desilusión,
acompañadas por versos escupidos,
y gritos de añoranza.
Anda y dime…
mientras aún tenga razón,
para poder entender,
porque no haces nada.
Comportamiento digno de un hombre
Admito que hoy,
quisiera llorar por ti.
Hundir mi cabeza
en la almohada,
y desahogar el alma.
Pero como los hombres
no lloran,
golpearé la pared en rabia,
y maldeciré tu nombre,
eclipsado en alcohol.
Amor a…
Mírame como aquel desconocido,
que ronda las calles perdido.
Pretende no saber casi todo de mí,
y obsérvame curiosamente.
Esculca mi cuerpo con tu mirada,
memoriza cada uno de mis lunares
y atrévete a perderte en mis cejas.
Después, dime si existe tal cosa,
como el amor a primera vista.
Ratoncito
Ratoncito,
en tremendo lío te has metido.
En mi casa,
mamá gata y sus hijos, te asechan.
Corre, corre,
a ver si huyes.
Te atrapan,
se divierten, pero no te sueltan.
Te sueltan,
te agarran, pero no te matan.
Pobre roedor,
como quiera… termina en tragedia.
La verdad
No me vengas con tus alardes,
de historias de guerra
entre tu conciencia y tu almohada.
No me digas lo difícil que ha sido,
echar a un lado
tus sentimientos por mi.
No me expliques tus intentos fallidos,
por salir de esa farsa.
Que como quiera que lo veas,
no hacen falta dos, para terminar.
Black
I’ll take my coffee black,
thank you.
Even if I cringe a bit,
as its bitter taste
graces my tongue.
No need to sweeten it up,
ill take it
just the way it is.
Now give me your heart,
but hold the sugar.
Distraído
Que difícil es pensar,
con la cabeza dentro del ‘jamper’.
El pie derecho en el retrete,
y el izquierdo en la tina…
las manos perdidas:
el jabón en una
y la toalla en la otra…
No prendas la ducha,
que aún no estoy listo…
y que alguien le avise,
al distraído de mi corazón,
que empapado de ti,
ni cuenta se ha dado,
de este lío en el baño.
Príncipe moderno
Si te hace falta un príncipe azul,
yo con gusto lo seré…
con espada de cartón
y corcel blanco
de cuatro puertas.
Perdón
Niña perdón.
Se que no he estado ahí para ti…
Cuantas noches me deseaste,
y yo impotente,
trancado en un cuarto.
Niña perdón,
pero no me castigues así,
que sabes bien que no es lo mismo,
tenerte, y tenerte de veras.
Niña de mis ojos tristes,
el mundo no gira sin ti…
El piso del cuarto,
parece más frío…
La ciudad,
sin ti a mi derecha,
más tediosa…
Y hasta este poema,
no queda muy bien.
Invierno
Siento llegar,
a este frío maldito.
Por mi pierna dolida,
lo siento trepar.
Se aloja entre la rodilla
y la pantorrilla,
este inmundo dolor.
Cómo siento este dolor…
ha de ser que viene el invierno,
ha de ser que viene ella.
Sin título
Busco la cúspide de mi calma,
echando carrera detrás de ti.
Corre, que yo te alcanzo luego,
debajo de este cielo, color azafrán.
Siéntate tranquila en el columpio,
que yo te empujare.
Si quieres, te subo en mis hombros,
si el pasamanos, aún no alcanzas.
Entiende, que no me aterra
la idea de morir…
más bien me petrifica,
la noción de vivir sin ti.
Llámame
¡Llámame! Y hablaremos de nada,
y de todo a la vez.
¡Llámame! Que me sosiega
tu voz, que es como la mía,
pero de verdad no lo es.
¡Llámame! Que cuando reímos,
siento que estás a mi lado.
Amor en otro plano
Esta sustancia espiritual,
- propiamente llamada alma -
se ha diluido tanto en la tuya,
que a veces no se,
donde termino yo,
y donde comienzas tú.
Serias tú capaz de discernir,
donde empiezan estos apéndices,
- llamados dedos por ti -
y donde comienza,
el cimiento, de tu vientre.
Francamente, yo no podría,
- quizás por terco,
quizás porqué sí -
comprender donde callo,
ni siquiera entender,
donde gritas tu amor.
Sin embargo, a veces,
y sólo a veces,
parezco entender,
que mis labios,
comienzan en los tuyos,
y los tuyos en los míos,
o algo así.
Hace un año
“En la vida no queremos sufrir, oh no…”
Hace un año,
me desangraba en el patio.
Hace un año,
mordía una media,
y el maldito dolor,
nada de na’.
Hace un año,
comenzó mi caída,
tirado en la cama,
que asco de vida.
Hace un año,
fingía ser fuerte,
pa' mamá y papá.
Hace un año,
lloraba a escondidas.
Hace un año,
la extrañaba a morir.
Hace un año,
dónde estaba ella.
Hace un año,
y todavía,
me hace falta.
Supongo…
Supongo que estoy,
según los demás en el aula.
Supongo que no,
según las palmeras que asecho.
Estoy aquí,
según la maestra.
Supongo que no,
según mi otro-yo.
Soy, según la hormiga en mi brazo,
¿pero qué soy?
Según el sudor de mi frente,
existo, y el confort
de una que otra brisa,
lo afirma.
Supongo que estoy,
pero tu me ignoras.
Supongo que no estoy,
pero tú me buscas.
Según este poema,
estoy, o por lo menos,
lo estuve.
Temer
Si te agarro la mano
temo apretarte muy fuerte.
Cuando te hago el amor
temo encarnarme muy brusco.
Al jugar con tu pelo,
temo un enredo en mi dedo.
Si te cuento mis sueños
temo ser tan cabal.
Cuando te alejas de mi
tiemblo… cómo tiemblo sin ti.
Amor Cósmico
Ven, y te hago el amor
cósmicamente
de la Tierra a Plootarg.
Enmarañado a lo Farense
o brusco y peludo
como un Wookiee salvaje.
Ven, que en nudos
de estrellas,
flotaremos desnudos.
Y atrás de un cometa,
te muerdo la oreja.
Secretos de Otoño
Ayer, me senté a mirar
las hojas caídas del otoño.
Supuse que las hojas
guardaban secretos
de amantes melancólicos
y noviazgos febriles.
Yo, cautivado por las historias
que proyectaba en ellas,
las apilaba todas para ti.
Para que saltaras,
para que te revolcaras en ellas,
para que te perdieras
en historias silentes,
en tal veces y quizaces
que yo mismo ideaba ...
Ayer, me senté a esperarte
mas cayó la noche
y tú no viniste.
Luna Redonda
Bajo la luna redonda
canto saetas
indiscutiblemente mías.
Robadas de un recuerdo
de mi abuelo adolorido
con la muerte en su boca.
Bajo la luna redonda
te espero impaciente,
con las manos sudadas
y palabras de a...
- mejor no lo digas,
¿qué cosa? Exacto.
Nada. Nunca dije nada.
Bajo la luna redonda,
yo fui llanto del día,
que ya es noche,
pero en realidad no lo es.
Hoy, no soy yo...
Entiende, que ni yo me entiendo,
y ese soy yo.
Bajo la luna redonda
me miro, pero no me veo,
me llamo, pero sale tu nombre,
te grito, pero ya no vienes...
A las ocho, te dije a las ocho,
mejor ya ni vengas,
el piso esta helado.
Niño
Niño, deja tu malacrianza
y ven a mi pecho.
Niño, no seas tan cruel,
tan impaciente, tan terco.
Niño, te conozco tan bien:
Lloras y ocultas tus lágrimas.
Niño, ven a mis brazos.
No llores más.
Niño, tranquilo,
te entiendo perfectamente.
Niño, estas indefenso,
abandonado y despreciado.
Niño, soy tú,
y tú eres yo.
Allá no es lo mismo que aquí
Yo te amo
cuando hablo,
cuando callo,
cuando duermo.
Quisiera
morderte,
penetrarte,
lamerte.
En la mañana,
en la tarde,
en la noche.
Me gusta pensar
que me adoras,
que me amas,
que me piensas.
Mas eso es
aquí y no allá.
Que allá,
no es lo mismo
que aquí.
Allá
te olvidas,
me niegas.
te pierdes.
Por esas razones
yo dudo,
no creo,
no se…
Si en verdad
me adoras,
me amas,
me piensas,
como bien
aseguras decir.
El tapón de las cinco
Si me demoro en el tapón de las cinco,
entre la Kennedy y la Lincoln,
entre las bocinas furiosas
de carros públicos
y empleados frustrados y tristes...
acaso serías capaz de esperarme en casa,
desnuda sobre la cama,
ansiosa de mí?
Me esperarías temblorosa, necesitada
de mis caricias, de mis labios?
O acaso te irías,
dejando la casa
sola y sombría?
Y si te vas,
me dejarías una notita?
pidiendo perdón,
explicando que ya esta distancia,
el tiempo sin mí,
se ha vuelto peso
sobre tus hombros delicados…
O quizás, ni eso harías,
sólo el aroma de tu cuello
brumaría mi cuarto,
y ahí sabría de tu inminente partida.
Pero mira como me adelanto,
ya me conoces,
asumiendo, siempre asumiendo…
Mejor pensar que me esperas,
hoy y siempre.
Perfección
Mujer
déjame aclararte
para que no quede en tu mente
duda alguna de lo celeste de tu ser
verás, lo he pensado de una
y mil maneras
he estirado estos pensamientos
de mi lengua hasta mis pies
se ha vuelto tan claro lo que sé
que destella de mi piel
como sol sobre el mar:
el palpitar de tu corazón
rige el ritmo de los cosmos
en tus ojos se esconden universos sin descubrir
planetas, cometas, supernovas
aquellos disparates
que van de aquí a allá y le dan la vuelta a la tierra
una y otra vez
tu eres oración de cada día
razón para creer ciegamente
- mejor dicho, vivir con fe
ya que para serte sincero
con cada caricia y mirada que recibo de ti
parezco acércame
un poquito más a Dios.
Torpe
Si pudiera amarte como en estos
tantos poemas que te dedico
sería mi vida un caminito de alegría
astromelias en el balcón
no soy dueño de mi querer hacia ti
no invoco tu nombre ni borrascas de nostalgia
ni decido el palpitar de mi corazón o el vaivén de mi pecho que respira,
no
simplemente así lo es
de seguro harta estas de la misma historia mía
de estas curserías infinitas
de estas ilusiones de muchacho torpe
de este ser completamente perdido en ti
por el verdor de tus besos
que son causa y efecto
de una sombra de abril,
de un soplo de vida
que arrastra una tarde de que haceres sin cumplir
tareas a medias y tu nombre en mi suspirar…
por el verdor de tus besos,
estoy aquí
voluntariamente
trabado en un poema que no se terminar.
Me Gustas
Me gustas cuando llamas porque revientas de nostalgia,
y me escuchas tan atenta, somnolienta en mí.
Parece que salpicas tu amor enloquecido
y comprendo que me amas incluso cuando callas.
De mis manos prófugas nace una caricia
que es para ti pero no podrás tener.
De tus manos que se parecen a las mías
nace una añoranza, parecida al amor.
Me gustas cuando me niegas y te alejas un poquito.
Y estás como diciendo adiós, con los brazos cruzados.
Y te siento tan cercana, pero no comprendes:
Después de nuestro amor, no hay retorno a aquella calma.
Soy como río que crece y devora la tierra.
Aquellas parcelas de tu corazón son ahora parte de mi caudal.
Tarde o temprano tendrás que aceptar tu realidad,
atada estás gustes o no a las fraguas de mi ser.
Me gustas en aquellas horas casi muertas
porque sé que piensas vividamente en mí.
Una mirada, algún roce extrañas sobre ti.
Y sonrío porque sé que soy yo, complemento de tu alma.
Saturday, December 02, 2006
Hay que aprender a soltar...
Después de tanto tiempo al fin te has ido
Y, en vez de lamentarme, he decidido
Tomármelo con calma.
De par en par he abierto los balcones,
He sacudido el polvo a todos los rincones
De mi alma.
Me he dicho que la vida no es un valle
De lágrimas... y he salido a la calle
Como un explorador.
He vuelto a tropezar con el pasado
Y he decidido, en el bar de mis pecados,
Otra copa de ron.
Y en otros ojos me olvidé de tu mirada
Y en otros labios despisté a la madrugada
Y en otro pelo
Me curé del desconsuelo
Que empapaba mi almohada.
Y en otros puertos he atracado mi velero
Y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
Y una mañana
Comprendí que aveces gana
El que pierde a una mujer.
Con el cartel de libre en la solapa
He vuelto a ser un guapo entre las guapas
Chulapas de madrid,
Sólo me pongo triste cuando alguno,
En el momento más inoportuno,
Me pregunta por ti.
Friday, December 01, 2006
Hey! Cuanto tiempo...
Cuento ganador del Tercer Certamen Literario de UNIBE
La Santísima Trinidad
Abrí la puerta y ahí estaba. Con su rostro desfigurado y piel pálida me miraba fijamente con esos ojos lánguidos y sin vida. Se echó a un lado para que pudiera cruzar y así lo hice. Me recosté en mi cama, mientras él, en el borde de la cama se quedó parado, con sus ojos fijos en mí. Me irritaba cuando hacía eso, y sabía que por más vueltas que diera no podría olvidarme de su presencia. No era que me asustaba o algo por el estilo, era más bien, la combinación de él y el cuadro del Corazón del Cristo colgado en mi pared, que me ponía nervioso.
***
Es más fácil no creer en Dios cuando no has visto al Demonio. Pero cuando el Rey de las Tinieblas – como le gusta que le digan - , se vuelve huésped en tu hogar, aterroriza la idea de la dualidad existente. Supongo que por este miedo, me cubría por completo con la sabana para escapar de ambos. Cuando niño, me recluía entre las sabanas y asustado me decía que mientras permaneciera cubierto bajo ellas, ningún esqueleto, demonio o aparición podría hacerme daño. Ahí permanecía asustado, seguro de que aquellas manos pálidas con garras o manos huesudas rodeaban mi cuerpo, esperando el momento en que sacara un pie de accidente o mostrara mi cara. Y ahí me ocultaba, seguro de que aquellas manos malditas no podrían sacarme de ahí.
***
Abrí los ojos, dándome cuenta de que me había dormido. Me quité la sabana y al mirar al pie de la cama ahí estaba él todavía. Mire al cristo en el cuadro y ahora tenía un Marlboro en la mano.
Me paré de la cama y salí de mi cuarto estrellando la puerta. La estrellé con la ilusión, el deseo de que ahí permanecieran los dos. Mientras cruzaba el pasillo observaba los portarretratos y en vez de ver familiares y amigos, estaban el Cristo y mi huésped pálido. Ahí estaba Cristo conmigo, el día que fui a la playa con mis amigos. En lugar de mi mejor amigo y su novia, partiendo el bizcocho de su día de bodas, estaba Cristo sonriendo en un saco y mi huésped en un vestido blanco, con la única expresión que tenía. Y así continuaba: en vez de mamá y papá, el huésped y Cristo… en vez de mi abuelo, Jesucristo…
Me dirigí al sofá en la sala, donde acostumbraba recostarme y como era de esperarse, ahí estaba mi huésped, sentado en la mecedora. Me preguntaba dónde estaba Cristo, pero decidí no preguntármelo más y no azarar mi suerte. Pero como no existe tal cosa como la suerte, escuche un ruido proveniente de la cocina. Y mientras me recostaba en el sofá, comprendí que ahí era que estaba metido el Cristo. Me pregunté, que diablos era lo que hacía. “¡No me hagas reguero! No me importa si eres el hijo de Dios o quien sea.” – Le grité desde el sofá.
“El caso” – comencé a hablar en alto para todos en la sala y en la cocina. “Otro día horrible, hoy. Mi jefe es un cabrón, no se porque tengo un idiota como jefe.” Suspiré y miré a mi huésped pálido, el cual me miró con su rostro sin expresión. Levantó su pulgar y en un gesto, lo cruzó de un lado a otro de su garganta.
“No, no pienso matarlo.” – volví a suspirar y seguí. “Me enteré de que Carmen me está pegando los cuernos.” – lo miré una vez más y me hizo una vez más el gesto que había hecho anteriormente. “Sabes, no sería una mala idea.” – le dije en un tono sarcástico.
Alcance dentro de mi bolsillo una navaja que tenía y le pregunté a mi huésped:
“¿Qué crees, me mato?”. Me miró e hizo el mismo gesto con el pulgar. Cogí la navaja y comencé a cortar las venas, claro que hacia abajo y no hacia los lados. Esperaba ver sangre, sangre viva, en un glorioso rojo anunciando mi estupidez. Pero en vez, recibí un olor fuerte a alcohol y al fijarme que pasaba, me di cuenta que derramaba vodka. Vodka puro y fuerte el cual quemaba mi herida mientras me “desalcoholizaba”.
En eso, llego Cristo de la cocina con dos vasos de jugo de naranja, llenos hasta la mitad. Colocó un vaso en la mesita de la sala y agarró firmemente mi mano. La colocó encima del vaso que sostenía y mi vodka, mi sangre, se vertía en su jugo. “Con que eso era lo que hacías en la cocina” - le dije algo enojado. Me picó el ojo y comenzó a beber su trago. Paró, se limpio la barba con la parte trasera de su mano y colocó su vaso en la mesita. Tomo el otro vaso y repitió el mismo proceso sólo que esta vez en vez de beber, me lo pasó a mí: era mi trago. Enojado estrellé el vaso y con las pocas fuerzas que me quedaban me paré y me dirigí a mi cuarto.
Cruce por los portarretratos una vez más y esta vez no estaba Cristo ni mi huésped, sino caimanes. Caimanes riéndose y apuntando sus dedos hacia mí. Apenas llegue a la puerta, y sin fuerzas abrí la puerta, mientras me caí al suelo. Sudaba frió, y por todo mi cuerpo sentía el dolor… mi cuero ardía, y sentía como era halado en todas las direcciones. Debilitado ya, en lo que creía que era la víspera de mi muerte, caí rendido.
***
Al despertar, me levante y mire al espejo de mi mesita de noche y aterrorizado vi mi rostro pálido y desfigurado. En el cuadro del Corazón de Cristo, estaba yo, como era antes. Y en mi cama, yacía el Cristo, muerto, con sus venas cortadas, cubierto de vodka.